Literatura en Tiempos de Meme: Cuando Shakespeare se Encuentra con el Perro que Hace "Doge"


¡Queridos lectores y amantes de la literatura! Hoy nos embarcaremos en un viaje surrealista por el fascinante y, a menudo, absurdista mundo donde la alta cultura literaria se encuentra cara a cara con el fenómeno del meme. ¿Quién hubiera imaginado que las obras de Shakespeare, con sus tristes tragedias y románticas comedias, podrían ser equiparadas al perro que ladra “mucho asombro”, conocido como Doge? ¡La cruel ironía del destino!

Primero, hagamos un pequeño ejercicio de imaginación. Imagina a Hamlet, ese melancólico príncipe danés, no muriendo por el dilema de la existencia, sino por no tener un meme adecuado para expresar su angustia. “Ser o no ser” podría transformarse en “¿Ser meme o no ser meme?” ¿Quién necesita soliloquios profundos cuando tenemos imágenes de gatos y frases ingeniosas para expresar nuestra desilusión vital? A fin de cuentas, ¿no es un meme simplemente un grito de desesperación encapsulado en una instantánea chistosa?

Los memes han democratizado la literatura, convirtiendo a los clásicos en un festín visual que podemos devorar en un parpadeo. De hecho, hace poco vi un meme en el que se afirmaba que si Frida Kahlo hubiera tenido acceso a las redes sociales, probablemente habría compartido más que solo retratos de ella misma; ¡estaría lanzando memes de autoflagelación en Instagram mientras escucha a los “Los secretos de la mente millonaria”! En este punto, nos preguntamos: ¿realmente importan las odas de Keats cuando podemos apreciar la belleza poética de “esa cara que pones al pedir pizza”?

Además, los memes han hecho que la literatura sea más accesible, como cuando ese amigo al que siempre le rogas que lea “Cien años de soledad” finalmente lo hace porque encontró un meme que resume la historia en una frase chispeante. En lugar de pasarse horas descifrando a Gabriel García Márquez, ahora pueden ver un meme que dice "Cuando tu familia es más complicada que el realismo mágico y tú solo quieres una siesta".

En conclusión, si bien algunos puristas podrían arrugar las cejas al ver como los memes transforman nuestra percepción de la literatura, debemos reconocer que el humor y la ligereza también tienen su lugar en la alta cultura. Así que, queridos literatos, armemos nuestras redes y hablemos de Cervantes mientras lo hacemos con un buen meme de un gato. ¡Merci, memes! Gracias por hacernos reír, reflexionar y, sobre todo, por recordar que la literatura, como toda buena broma, debería ser compartida.

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